EL INMORTAL
Cuando
resolví escribir mi primer libro, nunca imaginé los sucesos que más tarde
acabarían validando aquella decisión. No fue fácil organizar la nueva rutina
hogareña, pero sin dudas la tarea más ardua radicó en soportar los reproches
sutiles de la familia; ni siquiera se entusiasmaron ante la oportunidad de
disfrutar de una libertad tantas veces reclamada.
Durante
el otoño puse manos a la obra decretando ciertas normas de trabajo: eliminar la
posibilidad de estudiar utilizando las herramientas de Internet y recurrir a
los servicios de mi paraíso personal, la biblioteca Carlos Guido y Spano, que
se encuentra en Güemes al 4600.
Un
Abril –inesperadamente tórrido- intentaba someter la dudosa cordura porteña.
Todas las tardes llegaba al edificio sofocada, abochornada. Me quitaba las
sandalias y recogía la falda. La frescura del piso marmóreo relajaba los
músculos, pero no alcanzaba para serenar el pensamiento. A pesar de estar
amparada por la placidez de aquel templo, la intranquilidad hacía estragos en
mi espíritu. Estaba aterrada, vacilante. Muchas dudas, pocas certezas. Temí que
el desconsuelo acabara por vencerme.
Aquel
lunes, una neblina pegajosa acaparó toda mi atención. Los vidrios de las
ventanas cubiertos por un vapor espeso, casi alucinógeno, me narcotizaron la
razón. Di un par de cabeceos, incluso recuerdo haber atajado un asomo de
pesadilla. De pronto un tartamudeo cercano despertó todos los sentidos.
Entonces lo vi. La sonrisa torcida, los ojos débiles. “No se asuste”, balbuceó
tímido. Yo, sin dejar de temblar, aventuré un “Usted está muerto”. Volvió a
sonreír y agregó sentencioso: “El tiempo es la sustancia de la que estoy
hecho”. Permanecí callada, expectante; Borges seguía mirándome sin ver. Permanecimos
en silencio un rato largo.
Ahora,
reflexionando, creo que me leyó la mente. “El éxito y el fracaso son dos
impostores, señora. El arte sucede”. Confieso que a partir de ese momento,
relajé la tensión. Todos los recelos, esa incertidumbre que se abalanza sobre
la hoja en blanco, desaparecieron atrapados por el genio.
Sin
pausas, nos acompañamos un mes seguido. Nunca me pregunté si aquella
experiencia había sido real. Cuando asistí a nuestro último encuentro, no hubo
espacio para la tristeza. “Gracias”, susurré conmovida.
Me
estrechó la mano. La piel era suave, como de papel.
Bee Borjas.-
BEE BORJAS:
(Buenos Aires, 25 de Marzo de 1966) - Estudió en la Universidad de Buenos Aires y se recibió
de Diseñadora Gráfica.
Publicó sus primeros relatos en el año 2009 en la plataforma digital Liibook.
En 2010 desarrolló su propio blog: http://www.beeborjas.blogspot. com.ar en el cual ya ha editado más de 250 títulos.
Colabora con la revista ArteLibertino y es participante habitual en el espacio literario "La Esfera
Cultural" en España. Además ,es miembro de los grupos Paracuentos, Literatura Latinoamericana,
Escritores y Gaceta Literaria.
En mayo de 2014 participó en la antología de relatos "Lo mejor de Paracuentos 2013"
publicado por editorial Dunken y presentado en la Feria Internacional del Libro en Buenos Aires.
En octubre de este mismo año participó en el libro "Microesferas" realizado por la editorial Lastura y presentado en la Feria internacional de Madrid.
tremenda escritora mi querida Bee!!!!!
ResponderEliminarMuchas gracias, mi querida Escarcha!!! Abrazo embrujado!!
EliminarAprovecho esta bella oportunidad para volver a agradecerte, Violeta. Es un honor para mí participar en tu blog. Un abrazo fuerte, amiga!
ResponderEliminarQuerida Bee, el honor es mío.....viva la literatura, la creatividad...abrazos!
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