LA LUNA NO PUEDE SER ROBADA - parábola del budismo zen

Ryokan, maestro Zen
(1758-1831)

Ryokan, el maestro Zen, vivía una vida muy simple en su refugio al pie de una montaña.  Una tarde, cuando él había salido,  un ladrón visitó el lugar y no halló qué robar.

Ryokan regresó y lo pilló.   “Has venido de muy  lejos a visitarme” le dijo al intruso ”y por lo tanto no deberías volver con las manos vacías.  Llévate, por favor mis ropas…son un regalo.”

Perplejo, el ladrón tomó las prendas y desapareció.

Ryokan, desnudo se sentó a mirar la luna.  “Pobre amigo”, musitó.  “Ojalá hubiese podido darle esta hermosa luna.”

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