¡Uy qué maravilla! La combinación de Khachaturyan con los disfraces del carnaval de Venecia es PERFECTA. Ambos son producto de la más barroca fantasía, llena de color en los disfraces y de exotismo en la música de este magnífico compositor. Nunca me enteré si el exceso de ropa en los disfraces venecianos se generó en la necesidad de protegerse del intensísimo frío de esta ciudad en invierno o si los inviernos se hicieron terriblemente fríos para ayudar a las comparsas a aguantar el peso de tanta tela drapeada, plisada, almidonada y tratada de las más inauditas maneras hasta el infinito, porque sería imposible disfrazarse así en el carnaval de Río de Janeiro, por ejemplo. La verdad es que jamás pasé tanto frío como durante los inviernos en que frecuentaba ese carnaval cuando vivía en Italia. Claro que la maravilla de tanto despliegue hacía que uno llegase a morir contento de una posible pulmonía con tal de verlos y fotografiarlos a todos --tarea imposible, puesto que son miles-- y todos increíblemente dispuestos a dejarse fotografiar adoptando automáticamente diversas poses para deleite de los turistas, tal como si fuesen Divas de alguna ópera, que dejaron el escenario por unos momentos para dar un paseo nocturno a través del circuito turístico y contribuír así al hechizo inolvidable de esta ciudad soñada.
Gracias David, tus palabras nos han transportado y hecho partícipe de la fiesta en esa Venecia que tan bien conoces. Concuerdo en que la música y las imágenes son una excelente combinación y me alegra mucho que lo hayas disfrutado. ¡Feliz Año! Un abrazo, Violeta
¡Uy qué maravilla! La combinación de Khachaturyan con los disfraces del carnaval de Venecia es PERFECTA. Ambos son producto de la más barroca fantasía, llena de color en los disfraces y de exotismo en la música de este magnífico compositor.
ResponderEliminarNunca me enteré si el exceso de ropa en los disfraces venecianos se generó en la necesidad de protegerse del intensísimo frío de esta ciudad en invierno o si los inviernos se hicieron terriblemente fríos para ayudar a las comparsas a aguantar el peso de tanta tela drapeada, plisada, almidonada y tratada de las más inauditas maneras hasta el infinito, porque sería imposible disfrazarse así en el carnaval de Río de Janeiro, por ejemplo. La verdad es que jamás pasé tanto frío como durante los inviernos en que frecuentaba ese carnaval cuando vivía en Italia. Claro que la maravilla de tanto despliegue hacía que uno llegase a morir contento de una posible pulmonía con tal de verlos y fotografiarlos a todos --tarea imposible, puesto que son miles-- y todos increíblemente dispuestos a dejarse fotografiar adoptando automáticamente diversas poses para deleite de los turistas, tal como si fuesen Divas de alguna ópera, que dejaron el escenario por unos momentos para dar un paseo nocturno a través del circuito turístico y contribuír así al hechizo inolvidable de esta ciudad soñada.
Gracias David, tus palabras nos han transportado y hecho partícipe de la fiesta en esa Venecia que tan bien conoces. Concuerdo en que la música y las imágenes son una excelente combinación y me alegra mucho que lo hayas disfrutado. ¡Feliz Año!
ResponderEliminarUn abrazo, Violeta